sábado, 9 de mayo de 2015

MUSEO CONVENTO DE LA MERCED




Dirección:

Entre las calles Chile y Cuenca

Horarios:

Lunes a viernes: de 06:30 a 11:30 – 15:00 a 18:00. Sábados y domingos misas










La iglesia que ahora conocemos fue la tercera edificación de los mercedarios, en el año de 1700 comenzó el trabajo de demolición del ábside de la antigua iglesia, en 1701 se abrieron los cimientos de la parte derribada para iniciar la construcción.

la construcción fue dirigida por el arquitecto quiteño José Jaime Ortiz, el trazo los planos tomando en cuenta el modelo de la compañía de Jesús.

Esta iglesia se levantó en honor a la Virgen María protectora de la ciudad después de las erupciones volcánicas del Pichincha que amenazaba con destruirla a mediados del siglo XVII.

La puerta de acceso tiene un representativo marco de piedra: pilastras de nichos intercalados y adornos tan caros para los canteros indios.

El altar mayor fue una obra de Bernardo de Legarda,  en el nicho central está la Virgen de las Mercedes, a la que Sucre rindió su espada vencedora en la Batalla de Pichincha. Es una estatua de piedra, de tamaño natural. Cuando ocurrió las erupciones del Pichincha, los quiteños la sacaban en procesión.

 Hay varias pinturas en la iglesia, las catorce estaciones del Vía Crucis, por la Judía Pinta, y varias pinturas por el Vencedor Mideros.

Al interior del Convento se admira el claustro principal que es uno de los más atractivos de Quito, con pilares de piedra y fascinantes pasadizos blancos, así como un patio ancho que tiene una magnífica fuente tallada en piedra en el centro, con una figura de Neptuno. En el claustro superior hay una serie de pinturas que representan la vida de San Francis Xavier, que fue pintado por el Hermano jesuita Hernando de la Cruz.

Así mismo se encuentran estupendas obras de la Escuela Quiteña, entre ellas las obras de Miguel de Santiago, Olmos, Albán, Pinto, Cadena entre otros.

En 1648, se construyó los retablos, dedicados a san José, san juan bautista, san pedro Nolasco y san ramón nonato, cuyas imágenes labró la gubia de Gabriel Guillachamín. En la labor de la estructura de los altares colaboraron simultáneamente los talladores Francisco Pérez Sanguino y Lorenzo de Salazar, junto con el escultor Antonio Gualoto, y los pintores Alejandro Gualoto y Sebastián Gualoto, siendo el más importante Antonio, tallador, imaginero y pintor, a quien comprometieron los padres para la estructura y dorado de los retablos, incluso la pintura de los lienzos que ocupan espacios intermedios.

La comunidad mercedaria ha destinado un sector del segundo claustro a museo de arte, este consta de una serie de salas, que se integra con las celdas, decoradas para morada de los antiguos provinciales.

Aquí podemos encontrar los bustos de los padres Toribio Calderón de la Barca en cuyo provincialato se realizó la obra y del padre maestro fray Juan Arauz,  se destaca un lienzo, atribuido a Bartolomé Esteban Murillo, que tiene las características de Miguel de Santiago  y representa a Jesús niño con su primo Juan Bautista que se inclina a sus pies.

Miguel de Santiago luce su pincel inconfundible en un lienzo que representa a San Pero Nolasco, de rodillas, en actitud de disciplinarse.

Su discípulo Nicolás de Goríbar repite su forma de composición de los profetas en un cuadro del apóstol Santiago, en el último cuarto del siglo XVII dos pintores de parecida técnica y colorido se pusieron al  servicio de nuestra señora de la merced y contribuyeron a la propagación de su culto, ellos fueron Bernardo Rodríguez y Manuel Samaniego.

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