martes, 12 de mayo de 2015

IGLESIA DE LA COMPAÑIA DE JESÚS


DIRECCIÓN:
Centro histórico , calles García Moreno y Sucre.
 
HORARIOS:
 Lunes a viernes de 10:00 a 13:00 y de 14.00 a 17:00.
 
COSTOS:
Extranjeros Adultos 4.00/Estudiantes 2.00; Adultos  nacionales 2.00/estudiantes 1.00 / niños (menores de 12 )y tercer edad  gratis.

Una vez redactada la Constitución de la  Orden de La Compañía de Jesús  la misma es aprobada por el Papa Paulo III en la Bula Papal ““Regimen Ecclesiae Militantes”,  comienza con su labor misionera alrededor del mundo, ejerciendo su carisma: EDUCAR, MISIONAR Y EVANGELIZAR; dedicándolo todo A La Mayor Gloria De Dios e inculcando siempre El Ser Mas Para Servir Mejor.

Para el momento en que se produce el fallecimiento de San Ignacio de Loyola en 1556 se calcula había aproximadamente más de 1000 jesuitas cumpliendo con esta labor.


Con  San Francisco de Borja como, III General de La Compañía de Jesús  se produce la llegada de los primeros jesuitas a América. San Francisco de Borja, Duque de Gandía hasta antes de su conversión,  se convertiría en  uno de los generales más influyentes de la Comunidad,  para muchos considerado como el general  que refundo la Orden. Creo varios colegios, ayudo al Colegio de Roma, edito las reglas de la Comunidad, apoyo a la construcción de la Iglesia de Il Gesu, puso mucho atención a las Misiones, y  por petición de Felipe II envía en el año de 1568   a los primeros jesuitas a Lima con la  orden de extenderse lo más rápido posible hacia el norte y el sur, recordar que a Brasil llegan en 1547.

Lo históricamente interesante es que antes de la llegada de este primer grupo  ya un quiteño se unió a la Orden en Lima su nombre, Domingo de Bermeo quien únicamente llego a ser hermano coadjutor.

Un año antes de la llegada definitiva en 1586 llega un grupo de avanzada: el Padre Juan Gómez y el Hermano Miguel Marco por Guayaquil y por Chachapoyas y Jaén ingresan los Padres Miguel Fuentes y Cristóbal Sánchez, al cabo de siete meses llegan a Quito y se instalan en una casa en la Loma Grande, después los dos primeros parten hacía Ambato y los otros dos se embarcan como capellanes en la escuadra que combatiría a los piratas franceses que atacaban por las costas del Pacífico.

Por pedido del Obispo de Quito, el dominico Pedro de la Peña y de la Real Audiencia de Quito; el Provincial de los Jesuitas en Lima, Juan de Atienza  envía el 11 de Junio de 1586 a la ciudad de Quito al grupo definitivo de Jesuitas, al mando del Padre Baltasar Piñas (Superior), Diego González de Holguín conocido lingüista por su gramática y diccionario quichua, Juan de Hinojoza venía como lector de artes, y el Hermano Coadjutor Juan de Santiago, estos llegaron el 19 de Julio de 1586, se hospedan en el Hospital de la Misericordia y al cabo de pocos días predican a los indígenas del Sector de Santa Bárbara en su propia lengua como acostumbraban realizarlo en Cuzco, sería esta la última Comunidad Religiosa en instalarse en la ciudad.

Como era costumbre de los Padres Jesuitas al llegar a nuevos territorios lo primero que hacían es aprender la cultura de ese pueblo,  básicamente su idioma y después introducir nuevas enseñanzas la más utilizada el uso de la música.

En efecto a su llegada a la Compañía de Jesús se les  asigna algunas casas vecinas a la iglesia de  Santa Bárbara, en el antiguo barrio indígena Hanak-Huari, para 1587 llegan a este sitio tres jesuitas más y se ve ya la imperiosa necesidad de buscar un sitio más propicio para la construcción del Templo y del Colegio Jesuita, más no sería solo hasta el 1 de enero  1589 en que salen del mismo.

Adquieren entonces la casa de Luis de Cabrera con la posibilidad también de adquirir la casa vecina que les ofreció también Benito Gutiérrez, hablamos del actual del Palacio Arzobispal, imposibilitados de quedarse allí por antiguos derechos de los Agustinos, en ese momento se les va a facilitar entonces la compra de los terrenos al sur de la Catedral los mismos que pertenecían al canónigo Alonso de Aguilar, lo hicieron a crédito por un valor de 11500 pesos.

Para el año de 1594 se funda el Seminario de San Luis,  inmediatamente el Obispo Luis López de Solís con carta dirigida al Rey Felipe II informa el encargo a la Comunidad Jesuita de la dirección del mismo, para el año de 1595 en los terrenos ya adquiridos al sur  La Catedral de Quito (frente al actual Templo) se construye el colegio y el templo de San Jerónimo, respecto a este templo se lo refiere como  muy rústico hecho de paja, madera y adobe, para lo cual colaboraron indígenas cofrades;  tres años más tarde se realiza una permuta entre el colegio y el  Templo de San Jerónimo  con las casas donde  funcionaba el Colegio Seminario de San Luis el mismo que ya estaba a cargo de la Orden, estas estaban ubicadas junto al actual templo y así mediante trueques y compras se extienden por toda la manzana logrando abarcar “ cuatro cuadras en cuadro”, los terrenos donde se levantaría posteriormente el actual Templo se los adquirió el 25 de Enero de 1605 a Francisco Suárez de Figueroa por un valor estimado de 6700 pesos,  mucho tuvo que ver en este gran emprendimiento Juan de Clavería, natural de Aragón a quien Pedro de Mercado S.J. se refiere como el fundador del Colegio Máximo por las limosnas que entregó.

Instalados ya definitivamente en este sitio que comprende las actuales calles García Moreno por el este, Benalcázar hacia el oeste, Sucre por el norte y Espejo por el sur, establecen su escuela, el noviciado que funcionaría en este complejo hasta 1674 y posteriormente la Universidad de San Gregorio Magno que se fundó en 1622, bajo la Bula del papa Gregorio XV y la Cédula de Felipe IV, esta pasaría luego a  constituirse en una de las más importantes de aquella época ya que la enseñanza que se impartía  abarcaba varías áreas del conocimiento.

En este punto es importante destacar que con la llegada de los Jesuitas a Quito el nivel de la educación mejoro ostensiblemente, se los considera como los pioneros en introducir el movimiento de la Ilustración en la ciudad, este movimiento filosófico europeo que nace en Francia y luego se extiende por toda Europa tiene como base  fundamental  que todo puede ser comprendido a través de la razón, se impartieron cátedras nuevas como la Teología, Física, Matemática, Química, Humanismo, Artes y destacándose también la enseñanza de la Astronomía  entre otras, ya que las Universidades existentes para esa época remitían sus estudios más hacía la Teología.

Al ser este el  Colegio Máximo de Quito es de aquí desde donde se enviaban las provisiones para la Misiones, así como también se encontraban ubicadas las habitaciones de los Padres, boticas, laboratorios, etc.

El año de 1605 se marca como la fecha de inicio de la construcción del Templo de la Compañía de Jesús en Quito, la misma que se terminara según consta en una lápida ubicada en la fachada el 24 de julio de 1765, es decir que toma 160 años la ejecución de la obra,   al igual que Colegio que llevaba el nombre del fundador de la Orden, el Templo se  lo consagrara a “San Ignacio de Loyola”, curiosamente muy poca gente hasta nuestros días conoce que este es su nombre original, la costumbre nos ha hecho que los conozcamos casi desde siempre como La Iglesia de La Compañía de Jesús.

Al referir 160 años de construcción  podemos  señalar en este aspecto tres etapas: 1605 a 1636, de 1636 a 1689, y de 1689 a 1765.

Los planos llegan hasta Quito por medio de Nicolás Duran Mastrilli S.J.,  se toma como modelo en la parte arquitectónica a la Iglesia de Il Gesu en Roma iniciada en 1568 y cuyos planos fueron desarrollados por Jacopo da Vignola y que se la considera como la iglesia madre de todos los templos jesuitas su fachada fue elaborada  por  Giacomo della Porta, discípulo de Miguel Angel, Domenico……..

La influencia decorativa se la extrae de la Iglesia  de  San Ignacio en la misma ciudad esta fue diseñada por Carlos Maderno y Francisco Borromini y cuya construcción estuvo a cargo del arquitecto  jesuita Orazio Grassi entre el año de 1626 – 1650, concluyéndose en 1722, y en la que  su decoración  se la debe al hermano jesuita Andrea Pozzo, siendo quizá la obra más espectacular la de la falsa cúpula la misma que no es sino únicamente una pintura, la diferencia con la iglesia italiana es que en la misma el mármol y los metales fueron los materiales mayormente utilizados mientras que en nuestra iglesia se utilizó la madera y el pan de oro.

El Templo se construirá con su planta en forma de cruz latina orientado de este a oeste, según la tradición cristiana con una nave central cubierta por una bóveda de cañón corrido donde destacan los lunetos y los arcos fajones , dos capillas laterales en las que destacan sus retablos y cupulines, sus dimensiones 58 m de largo por 26.52 m de ancho; la altura desde el piso hasta la bóveda de cañón corrido es de 16 m mientras que desde el crucero hasta la linterna de la cúpula de media naranja existen 26 m.

La obra se iniciará bajo la dirección como habíamos visto de Nicolás Duran Mastrilli S.J., junto con el trabajara como maestro de obra el Hermano Francisco Ayerdi,  según últimas investigaciones no se puede descartar que a más de la colaboración de jesuitas de diferentes nacionalidades se haya contratado también a alarifes  y arquitectos quiteños que ayudarían en la obra, como lo menciona la historiadora Susan Webster, entre ellos al maestro cantero indígena Diego Aulis y al maestro Francisco Tipán para realizar obras en el templo y el complejo.

Esto comprueba  que para levantar el templo fue indispensable la ayuda de la mano de obra de nuestros indígenas, la utilización de gente raza negra en la construcción del templo también  debió haberse dado como lo comenta Chirstiana Borchart Ph. D en Historia Socioeconómica.

Para el año de 1613 el Templo se abre con sus naves ya concluidas, en el año de 1636  llega el Hermano Marcos Guerra se produce un

Para la obra material en pilastras y fachada se utilizó la piedra andesita de color gris proveniente de la hacienda de Tolontag contigua a la hacienda jesuita de Pintag, y de Yurac de propiedad de la Comunidad, en realidad no toda la estructura de la pilastra sería de piedra  a decir del Arq. Diego Santander, sino más bien solo desde la base de la misma hasta aproximadamente un poco más de la mitad de la misma.  

Para el resto de la pilastra, arcos de medio punto, arcos formeros, base de cúpulas y cupulines se utilizo el ladrillo.

El material que se usó para terminar el trabajo de la bóveda así como del tambor de las cúpulas es el que más atrae nuestra atención se trata de la piedra pómez que por su constitución porosa y ligera facilito su colocación a la altura que se encuentran estos elementos.

Inteligentemente los padres piden trabajar tejuelos vidriados de color verde que se colocaron  por la parte externa de bóveda y cúpulas  que sirven  para repeler en días lluviosos el agua y a la vez evita el deterioro de este material.

Para el trabajo de retablos se utilizaron varias tipos de madera entre las que sobresale el cedro, cedro rojo y roble.
Para la decoración se utilizo delgadas láminas de pan de oro de 23 quilates, lo que le da ese brillo tan espectacular a la misma, razón por la cual se le ha dado varios apelativos: “El Templo de Salomón de América del Sur" y "Ascua de Oro". 

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